Allá lejos, en los años 90 comencé articulando la Actuación, con el Psicoanálisis, la Dramaturgia, la Docencia y la Comunicación. A partir de creaciones colectivas, experiencias de autogestión y el entrecruzamiento de diferentes disciplinas, desarrollé un estilo de trabajo que le dio precisión y concepto a mi abordaje clínico.
La experiencia psicodramática y la búsqueda constante de nuevos lenguajes escénicos permitió encontrar-me y hacer puente entre la salud y el arte, generando espacios creativos y a la vez vitales.
Mi trabajo como dramaturgo, siempre estuvo vinculado a preguntas existenciales, cuyos conflictos nodales atraviesan la problemática de género.
En los últimos años me dediqué a la investigación y a la clínica (ámbito privado) intentando encontrar un concepto que defina mi obra. Es por “ello” que desafiando a mi “superyó” y haciendo una relectura de Freud en el doctorado, arribé a “La degradación de objeto” como concepto problemático.
Dicho esto, después de 33 años de trabajo ininterrumpido en el ejercicio de la clínica, me animo a decir, sin pudor, que la Psicología -y más precisamente el Psicoanálisis hecho Arte y Ciencia- “, “ya no es sólo para mí una práctica profesional, sino un estilo de vida que me define y me re-presenta.”